[vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1524162648373{margin-bottom: 0px !important;}”]Por Lori Desautels
Traducido por María José Carreño
¿Qué pasaría si pudiéramos mejorar dramáticamente nuestros procesos de pensamiento y estrategias de aprendizaje aprovechando el genio social de otra persona? ¿Qué pasaría si un compañero de clase, colega o amigo pudiera ayudarnos a reconocer y reclamar nuestras fortalezas, nuevos hábitos de pensamiento y estrategias desde una perspectiva que nunca habríamos imaginado por nuestra cuenta? Como seres humanos, nuestra supervivencia depende de los demás. Nuestra capacidad de cooperar y colaborar ha superado el estado de competencia de respuesta al estrés dentro de nuestra especie y durante toda la evolución. Con una afiliación grupal para nutrir estas relaciones, podemos fortalecer y reevaluar nuestros propios procesos de pensamiento.
El acompañamiento en la era Conceptual
Los dos aspectos del ser humano que nos diferencian de otros mamíferos son la metacognición y el profundo deseo de pertenecer o sentir. Nuestra sensación de necesitar pertenecer a un grupo es una parte heredada de nuestra neurobiología, y la colaboración con otros es el resultado deseado. La metacognición es la habilidad innata y milagrosa de nuestros cerebros para autoevaluarse, pensar sobre lo que pensamos, y remodelar nuestras perspectivas.
Sentir las emociones de los demás, la aceptación social y la cooperación son fundamentales para nuestro desarrollo temprano de la identidad y las etapas de la industria. El autor y orador motivacional Daniel Pink afirma que el futuro pertenece a los pensadores cooperativos conceptuales. Observa un cambio definitivo en el mundo desarrollado desde una edad lógica / técnica a una era conceptual, que otorga un valor superior al conocimiento. Pink cree que estas habilidades conceptuales incluyen:
- El diseño para cambiar el mundo de manera significativa
- Historia o habilidades narrativas centradas en la comprensión
- Sinfonía y síntesis
- Empatía
- Juego
- La búsqueda de significado
Empatizar y dar sentido a nuestras experiencias cooperativas utilizando la imaginación es nuestra razón para llevar la colaboración metacognitiva al aula. Creo que esto comienza con los maestros y los estudiantes en un nuevo modelo de coenseñanza, ya que es posible que necesitemos enseñar las habilidades metacognitivas y de colaboración que deseamos ver de nuestros alumnos: ¡no podemos suponer que cada niño sepa cómo “hacer” la escuela! Sabemos que cuanto más entiendan los alumnos cómo piensan, procesan, conectan y recuerdan información, mejor será su aprendizaje. Investigaciones recientes también han reportado que las habilidades de la memoria de trabajo son más importantes que el cociente intelectual y son un mejor predictor del éxito académico.
Cuatro estrategias colaborativas de metacognición
Cuando los profesores modelan su propia comprensión del aprendizaje personalizado y las estrategias para afrontarlo, los estudiantes prestan atención. A continuación, se enumeran las estrategias colaborativas y metacognitivas que sientan las bases para la creatividad, la empatía y una inmersión profunda en la enseñanza de los estudiantes sobre su propio pensamiento.
-
Enseña a los estudiantes acerca de su propia neuroanatomía única
Esto funciona mejor en grupos pequeños con un estudiante designado como su co-profesor. Cuando los niños y adolescentes entienden el impacto de las emociones, el estrés y la capacidad de memoria en su aprendizaje, se les faculta con opciones que afectan todo lo que hacen. Cuatro términos de neurociencia fácilmente entendibles y compartidos pueden cambiar la forma en que los estudiantes piensan sobre su pensamiento:
- Neuroplasticidad: esta es la capacidad del cerebro para volver a cablear y remodelar sus vías neuronales en función de las experiencias.
- Corteza prefrontal: encontramos esto cuando colocamos nuestra mano en nuestra frente. Es aquí donde resolvemos los problemas, regulamos emocionalmente y aprendemos a prestar atención.
- Amígdala: las amígdalas son dos grupos de neuronas en las profundidades del sistema límbico en cada hemisferio de nuestro cerebro. Cuando estos se encienden, pasamos a una respuesta de lucha/huida/ congelación, y la corteza prefrontal se apaga.
- Hipocampo: el hipocampo se puede mostrar con nuestro dedo índice curvado hacia abajo en forma de caballito de mar. El hipocampo funciona junto a la amígdala y ayuda a nuestro cerebro a memorizar y conectar el aprendizaje. Bajo estrés, el hipocampo no funciona bien.
Enseñar a nuestros estudiantes lo que sucede en nuestros cerebros es intrínsecamente motivador. Saber cómo el estrés distorsiona el pensamiento es reconfortante para los estudiantes. El co-profesor asignado puede revisar lo que él o ella escuchó, dar retroalimentación al docente y compartir ejemplos de experiencias de la vida real donde se activó la respuesta al estrés.
-
Enseña a los estudiantes sobre cómo aprenden.
La coenseñanza es una herramienta poderosa en nuestras salas de clase cuando los estudiantes y el docente son los modelos de coenseñanza. Asigna a un estudiante por clase o semana para ser el co-profesor. Juntos, el docente y el alumno desarrollan y comparten estas preguntas con la clase: ¿cómo se aprende información nueva? ¿Cómo estableces conexiones entre lo que ya sabes y lo que se enseña?Como ejemplo:
Necesitamos leer en voz alta mientras escribimos palabras clave en nuestro cuaderno o libro de texto. También usamos muchos colores para ayudar a abordar las partes más importantes que debemos memorizar.
Uno por uno, los estudiantes comienzan a describir cómo abordan el material nuevo y cómo piensan y sienten al respecto. Como clase decidimos que vamos a crear una tabla periódica con estrategias de aprendizaje. Discutimos cómo el ver las diferentes estrategias nos ayudará a elegir una que quizás nunca hayamos considerado.
-
Discuta cómo lidiar con problemas o desafíos emocionales y sociales.
La escuela se trata más sobre el desarrollo de la vida social de un estudiante que cualquier otra cosa. Si un niño o adolescente se siente preocupado por otros dilemas relacionales y no siente emoción positiva, el aprendizaje no tendrá lugar. La responsabilidad del co-profesor es sentarse al lado del profesor y modelar estrategias para hacer frente a la vida cuando se vuelve desafiante y se siente sin esperanza. Como el profesor principal, comenzaría:
Para mí, tengo una buena conversación conmigo mismo en privado. “Lori, respira profundo y cree que este problema tiene una solución en algún lugar de tu cerebro”. ¡Hagamos una lista de todas las razones por las cuales esto pudo haber sucedido y qué puedes comenzar a hacer con estas opciones!
Los estudiantes pueden reír un poco y hablar entre ellos por un minuto, pero una vez que comienza el intercambio, los comentarios y las historias se vuelven contagiosas y terapéuticas. Como clase, reunimos estrategias que los estudiantes comparten. Publicamos esta creciente lista en una plantilla del cerebro colgada en una pared en nuestro salón de clases. Algunos ejemplos son:
- Dando un paseo
- Pasar un tiempo solo
- Hablando del problema con otros
- Comer un poco de helado o trigo enrarecido
- Alejándose del desafío por un momento
Los estudiantes entienden que esta plantilla colorida les permite elegir una estrategia que nunca podrían haber considerado durante un momento emocional intensificado.
-
Asigne tareas de “Hacer ahora”
El objetivo de estas tareas cortas no es aprender nuevos contenidos, sino posiblemente revisar el día anterior o el tiempo libre mientras la asistencia y la logística del día están en progreso. Use este tiempo de la mañana para la colaboración. Cuando los estudiantes ingresen a la sala de clases, ofrézcales una bolsa de tres artículos y un número. Los números emparejan a los estudiantes. A medida que los amigos se mueven a su área, tienen siete minutos para diseñar una invención con estos tres elementos.
En otro día, a los estudiantes se les dará un problema social / emocional desafiante para resolver juntos. Este problema será relevante para sus edades y culturas. Después de siete minutos, deberán compartir una solución conjunta con su curso. Los estudiantes no solo comenzarán a pensar acerca de cómo abordan su pensamiento, sino que también tendrán la oportunidad de colaborar intencionalmente. Verás cómo sus estudiantes se beneficiarán enormemente de las estrategias y opciones compartidas.
¿Les enseñas a tus alumnos cómo funcionan sus cerebros y cómo pueden trabajar juntos? ¿Ha afectado sus resultados de aprendizaje? Por favor, comparta en la sección de comentarios a continuación.
Fuente:
https://www.edutopia.org/blog/meta-collaboration-thinking-with-another-lori-desautels[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]