A menudo se le ofrece tiempo de juego a los niños como recompensa. Para muchos jugar es tomarse un descanso de las matemáticas y el vocabulario difícil, un tiempo para una diversión aparentemente improductiva.
Investigaciones recientes han encontrado que, lejos de ser frívolo, el juego impulsa el aprendizaje al ayudar a los niños a desarrollar las capacidades físicas y habilidades socioemocionales cruciales necesarias para prosperar en el aula. Los niños, de hecho, necesitan jugar para aprender.
El juego construye cerebros jóvenes. Mejora las estructuras cerebrales de los niños y apoya el desarrollo de habilidades de funcionamiento ejecutivo. Estos son los componentes básicos que los niños necesitan para dominar habilidades importantes en el futuro, como la resolución de problemas, la colaboración y la creatividad. Esto a su vez aumenta su curiosidad, afectando positivamente su memoria y aprendizaje.
El juego también ayuda a los niños a desarrollar habilidades como la negociación y la cooperación, formando alumnos emocionalmente inteligentes que pueden interactuar significativamente con sus compañeros. Estos son atributos clave que se han relacionado con el éxito académico futuro.
Paradójicamente, las aulas que no incorporan actividades lúdicas dificultan el aprendizaje de los niños. Cuando los niños juegan, son curiosos, atentos, entusiastas y participan activamente en el proceso de aprendizaje. Sin embargo, el ambiente de aprendizaje pasivo que es típico de una clase dirigida por un docente podría estimular una respuesta fisiológica contraria: el miedo. Si está presente en dosis altas, se ha demostrado que esto disminuye la atención y, en consecuencia, afecta la capacidad de los niños para aprender.
El tiempo de juego, por lo tanto, no es simplemente un tiempo improductivo ofrecido a los niños como recompensa, ni mucho menos. Y hasta que brindemos apoyo integral para el aprendizaje lúdico en el hogar y en las escuelas, los niños no podrán maximizar los beneficios de aprendizaje que podrían obtener del juego y convertirse en mejores aprendices en el futuro.