Desde su creación, nuestros sistemas educativos han sido profundamente desiguales y erráticos a la hora de cumplir la promesa de una educación de calidad para todos los niños y niñas. La pandemia ha puesto de manifiesto una verdad emergente: la educación, tal y como la conocemos, se ha acabado, y debemos pensar en la “escuela” de forma muy diferente.
Linda Darling-Hammond a través del informe “Reiniciar y reinventar la escuela” y cuyo contenido fue traducido al español por Tu Clase, propone diferentes orientaciones, centrándose en cómo los responsables políticos y los educadores pueden apoyar una enseñanza y un aprendizaje equitativos y eficaces, independientemente del medio por el que se produzcan.
Proporcionando un marco general para informar el reinicio de las escuelas para el año escolar, a la vez que entrega una visión a largo plazo que puede guiar a los líderes hacia formas nuevas y duraderas de abordar la calidad y la desigualdad educativas. El marco proporciona investigación, ejemplos, y recomendaciones políticas en 10 áreas clave que hablan tanto de transformar el aprendizaje como de cerrar las brechas de oportunidades y logros.
Hoy te presentamos un extracto del Informe “Reiniciar y reinventar la escuela”, el que además puedes descargar haciendo click en el siguiente link.
– Evaluar las necesidades de los estudiantes:
Los centros educativos tienen que hacer un balance de todas las experiencias y necesidades de sus alumnos a la hora de construir comunidades seguras y acogedoras, tanto en persona como virtualmente, cuando se inician las clases.
Para apoyar el uso de procesos de evaluación eficaces en el futuro, los responsables políticos y los educadores pueden:
1. Garantizar que las escuelas tengan el tiempo y las herramientas necesarias para hacer un balance de las necesidades generales de los niños:
Los responsables de los centros escolares pueden utilizar encuestas y otras herramientas para conocer las experiencias de los alumnos y del personal y garantizar los apoyos sociales y emocionales. También pueden identificar y aprovechar los socios y recursos de la comunidad para apoyar a todos los estudiantes en los entornos escolares y extraescolares.
2. Dar prioridad a las evaluaciones que iluminan el crecimiento y el aprendizaje de los estudiantes:
Los líderes gubernamentales y locales pueden enfatizar los enfoques de evaluación formativa y de diagnóstico auténticos en lugar de las evaluaciones sumativas descontextualizadas; proporcionar acceso a las herramientas de evaluación de diagnóstico; apoyar las evaluaciones relevantes a nivel local conectadas con el plan de estudios y los recursos de instrucción; y evitar las pruebas excesivas haciendo uso de la experticia, las herramientas y los datos de evaluación que ya están disponibles.
3. Apoyar la aceleración del aprendizaje, no la recuperación:
Mientras que muchos gobiernos y educadores pueden sentirse presionados para abordar la pérdida de aprendizaje reteniendo a los estudiantes o siguiéndolos para la instrucción de recuperación de pérdidas, la investigación muestra que la repetición de grado y el “seguimiento hacia abajo” en realidad socavan el logro.
La evaluación formativa, que incluye una retroalimentación procesable aplicada inmediatamente a través de la práctica y la revisión del trabajo, puede mejorar el aprendizaje más rápidamente, especialmente cuando se utiliza con estrategias de aceleración adaptadas. Esta instrucción personalizada se apoya en el uso de tareas de rendimiento de alta calidad, que proporcionan información rica, no sólo puntuaciones.
4. Invertir en los conocimientos y habilidades de los profesores para la evaluación formativa:
Invertir en los conocimientos y habilidades de los profesores para la evaluación formativa. Los responsables políticos y los directores de los centros educativos pueden apoyar el aprendizaje profesional continuo e integrado de los profesores para la evaluación formativa, incluso a través de la micro-acreditación, y crear capacidad para el uso significativo de la información de evaluación existente que ya forma parte del repertorio de un profesor.
5. Avanzar hacia sistemas más coherentes de evaluación de, para y como aprendizaje:
Las evaluaciones formativas y sumativas deben representar objetivos de aprendizaje ambiciosos y estar vinculadas coherentemente a través de un modelo de aprendizaje bien articulado que incorpore progresiones de aprendizaje, junto con etapas intermedias y medios de instrucción para alcanzar esos objetivos. Los gobiernos y las redes locales pueden aprovechar este momento para considerar cómo crear sistemas de evaluación más reflexivos que logren estos objetivos.
Si bien es importante evaluar lo que los alumnos han aprendido en casa durante los últimos meses, es igualmente importante, si no más, dejar de lado las estrategias orientadas al déficit y los modos de evaluación descontextualizados y pasar a realizar evaluaciones auténticas y formativas que formen parte de una estrategia coherente para mejorar el aprendizaje de los alumnos.
– Garantizar los apoyos para el aprendizaje social y emocional:
Integrar el aprendizaje social y emocional (ASE) en la vida de una escuela es esencial para mitigar el impacto de la pandemia, así como para el éxito del aprendizaje a lo largo de la vida. Para garantizar el apoyo al ASE, los responsables políticos y los educadores pueden:
1. Implementar un sistema integral de apoyo:
Los entornos escolares eficaces adoptan un enfoque sistémico para promover el bienestar social, emocional y académico de los niños, incluyendo el acompañamiento y los apoyos adicionales en materia de comportamiento, salud mental y trauma.
2. Garantizar oportunidades para la enseñanza explícita de las habilidades sociales y emocionales en todos los niveles:
Estas incluyen la localización de un lugar en el plan de estudios y en la jornada escolar en el que los estudiantes y los educadores puedan desarrollar y practicar habilidades y competencias clave,
como las reuniones matutinas y las tutorías; el desarrollo o la adopción de un programa ASE basado en la evidencia; y el uso de estrategias para gestionar el estrés, como mindfulness y otras técnicas que calman y centran el pensamiento y las emociones.
3. Integrar la educación social y emocional en todas las clases:
Los estudiantes necesitan oportunidades para desarrollar habilidades sociales y emocionales a lo largo de su jornada escolar. Las escuelas pueden aprovechar los recursos curriculares disponibles que incluyen ASE. También pueden proporcionar orientación y formación para ayudar a los educadores a integrar las habilidades ASE, incluyendo la función ejecutiva, la colaboración y la mentalidad productiva, en el trabajo diario.
4. Instituir prácticas restaurativas:
Los programas ASE no pueden permitir un crecimiento significativo a largo plazo para los estudiantes en entornos que son autoritarios, punitivos y excluyentes en lugar de educativos e inclusivos. La creación de entornos más educativos e inclusivos puede lograrse poniendo fin a las políticas de tolerancia cero punitivas y a la disciplina excluyente y adoptando en su lugar prácticas restaurativas orientadas a la equidad.
5. Promulgar políticas que permitan las prácticas ASE y restaurativas:
Los estados y las redes escolares pueden ayudar a las escuelas a implementar estas prácticas mediante la adopción de normas y orientaciones claras para ASE, las prácticas informadas por el trauma y las prácticas restaurativas, así como proporcionando fondos y apoyos para los recursos curriculares y el desarrollo profesional continuo.
Si quieres profundizar más en el informe realizado por Linda Darling-Hammond, puedes descargar la copia del libro “Reiniciar y reinventar la escuela” en el siguiente link.