La necesidad de comprender cómo las emociones afectan el aprendizaje y la educación

Por Kelly Trezise

Traducido por Dayne Rosales

Las aulas son escenarios emocionales. Las experiencias emocionales de los estudiantes pueden afectar su capacidad de aprender, su participación en la escuela y sus opciones de carrera. Sin embargo, con demasiada frecuencia la investigación educativa ignora o neutraliza las emociones. Para mejorar el aprendizaje y los estados emocionales de los estudiantes se debe reducir la carga del docente y aplicar más las teorías de la emoción y el aprendizaje. Las investigaciones deben explorar cómo los estudiantes pueden aprender independientemente de su estado emocional.

 

Sabemos que algunas emociones proporcionan una barrera al compromiso de los estudiantes con el desempeño en el aula y la prueba. Por ejemplo, las ansiedades académicas, como la ansiedad matemática, tienen efectos de amplio alcance, que afectan el uso de la estrategia, el rendimiento de la prueba y la elección del sujeto. Sin embargo, la ansiedad no afecta a todos los estudiantes de la misma manera. Algunos estudiantes pueden minimizar el impacto negativo de la ansiedad en la resolución de problemas matemáticos, mientras que otros muestran disminuciones en su capacidad cognitiva (Trezise y Reeve, 2016). La investigación en neurociencias sugiere que los déficits matemáticos resultantes de la ansiedad se eliminan en individuos que muestran la activación de las áreas cerebrales relacionadas con el control cognitivo y la motivación (Lyons y Beilock, 2012). Investigar cómo algunos estudiantes pueden aprender a pesar de experimentar emociones negativas puede ayudar a comprender mejor el aprendizaje y las emociones.

¿Cómo podemos romper la barrera de la emoción en el aula?

 

Una opción es apuntar a la emoción, por ejemplo, a través de intervenciones dirigidas a enfocarse en el aspecto de ansiedad de la relación ansiedad-matemática. Tales enfoques pueden estar limitados tanto en su impacto como en su alcance. Luck y Lipp (2015) muestran que los tratamientos para la ansiedad reducen los signos fisiológicos de la ansiedad, pero persisten las actitudes negativas. Estas actitudes negativas aumentan el riesgo de recaída. Esto sugiere que, si se tratan las ansiedades relacionadas con la educación, como la ansiedad matemática, es probable que persistan las consecuencias educativas negativas de la ansiedad. Por ejemplo, con las actitudes negativas de las matemáticas, es probable que los logros y el interés de los estudiantes en las matemáticas se mantengan bajos (Singh, Granville y Dika, 2002). A medida que los estudiantes continúan con su educación matemática, es probable que su ansiedad matemática recaiga, en consecuencia, es poco probable que las intervenciones dirigidas solo a las emociones sean efectivas a largo plazo, ya que los estudiantes pueden continuar experimentando dificultades educativas.

 

La ansiedad no es la única emoción experimentada en el aula. Las emociones como el disfrute, la ira, la esperanza, el orgullo y el aburrimiento pueden también afectar a los estudiantes quienes aprenden de diferentes maneras (Pekrun, Goetz y Perry, 2002). Estas emociones pueden verse afectadas por factores del aula, por ejemplo, contenido curricular, entorno; diferencias individuales entre estudiantes, por ejemplo, factores genéticos, tendencias generales; y factores externos, por ejemplo, interacciones sociales, entorno familiar, (Pekrun y Linnenbrink García, 2014). Dado el número de estudiantes, la variedad de emociones y sus múltiples causas, no se puede esperar que los maestros manejen todas estas experiencias de manera efectiva.

 

Comprender cómo puede ocurrir el aprendizaje bajo estados emocionales puede ser más constructivo, dada la complejidad en la gestión directa de las emociones de los estudiantes.

 

Hay una serie de beneficios significativos al adoptar este enfoque:

  1. Necesitamos saber si las emociones afectan solo el rendimiento de la prueba u evaluación o se extienden para afectar el conocimiento del alumno y el desarrollo de sus habilidades. Los modelos actuales de aprendizaje se basan en la suposición de la emoción neutral, lo que no es realista. Las investigaciones que examinan la emoción de los estudiantes miden las consecuencias para el rendimiento del sujeto o el rendimiento de la prueba, en lugar del aprendizaje por sí mismo. Los estudios longitudinales con medidas de comprensión procedimental y conceptual (Alibali, Knuth, Hattikudur, McNeil y Stephens, 2007) pueden emplearse para examinar el aprendizaje de nuevos conceptos y procedimientos.
  2. Si los estados emocionales son el resultado de factores del aula como la dificultad del contenido, la adaptación de los contextos de aprendizaje puede ser útil para mejorar el aprendizaje y las emociones negativas.
  3. Cuando los factores externos como las interacciones sociales o la separación de los padres están afectando a un niño corren el riesgo de quedarse atrás. Si bien las escuelas tienen una capacidad limitada para cambiar la reacción emocional de los estudiantes en tales circunstancias, es posible que puedan minimizar el impacto educativo. (Una distinción importante: no estamos sugiriendo ignorar las emociones de los estudiantes, sino apoyar el aprendizaje de los estudiantes).
  4. Algunas escuelas y maestros apoyan las emociones de los estudiantes, pero hay poca investigación sobre esto que orienten al maestro en beneficio de “mejores prácticas”.

 

¿Qué se requiere para mejorar los resultados emocionales y educativos?

 

Se necesita investigación para comprender la importancia de los diferentes estados emocionales en el entorno educativo, cómo interactúan con el contenido de aprendizaje, la relación entre las emociones, la cognición y el aprendizaje, y la relación entre la actividad neuronal y los estados emocionales durante el aprendizaje. Estos objetos de estudio requieren la integración de la educación, la psicología y las perspectivas de la neurociencia.

 

La neurociencia educativa ofrece una perspectiva única para comprender las emociones y el aprendizaje, especialmente en niños con discapacidades de aprendizaje. Por ejemplo, los métodos de neurofisiología pueden ayudar a comprender los patrones de emoción y cognición de los alumnos, la psicología puede ayudar a caracterizar sus habilidades cognitivas y discapacidades, y la investigación educativa puede informar sobre las mejores prácticas para los educadores sobre las emociones y el funcionamiento cognitivo de los aprendices. Los resultados de esta investigación probablemente contribuirán a nuestra comprensión de las dificultades emocionales y de aprendizaje en general, y proporcionarán un modelo basado en la evidencia para las intervenciones. A su vez, las intervenciones efectivas emocionales y las dificultades de aprendizaje tienen el potencial de mejorar el aprendizaje de los estudiantes, alterar las opciones de carrera y reducir la carga del docente.

 


Fuente:

https://npjscilearncommunity.nature.com/users/53799-kelly-trezise/posts/18507-emotions-in-classrooms-the-need-to-understand-how-emotions-affect-learning-and-education

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