El hecho de crear empresas es una de las maneras de emprender, pero no la única. Emprendemos desde pequeños, iniciativas, proyectos, actividades…

Entendemos el emprendimiento como una actitud ante la vida que requiere de ciertas actitudes, habilidades y conocimientos para afrontar con mirada positiva el futuro. El hecho de crear empresas es una de las maneras de emprender, pero no la única. Emprendemos desde pequeños, iniciativas, proyectos, actividades… Si analizamos de qué se nutre el hecho de emprender, veremos que hay muchos aprendizajes que, de trabajarlos con más rigor y profundidad en el ámbito educativo, formará adultos más autónomos y con mayor capacidad de innovar y liderar sus propias vidas. El concepto de iniciativa emprendedora o espíritu emprendedor en el entorno educativo hacen referencia al desarrollo de cualidades personales como creatividad, disposición a la innovación, autoconfianza, motivación por el logro, liderazgo, tolerancia al fracaso, capacidad de asumir riesgos, responsabilidad por decisiones propias, capacidad de planificación, flexibilidad, actuación ética, entre otras. Estas cualidades son necesarias en cualquier contexto y para cualquier persona. Hay muchas formas de abordar programas de fomento de la iniciativa emprendedora a nivel escolar.

Para poner en práctica estas cualidades, podemos hacer una recomendación a los profesores:

Trabajar por proyectos, como por ejemplo: un periódico escolar, diseñar unas vacaciones, crear un anuncio publicitario, crear una página web, libros físicos o digitales, un día de fiesta, una obra de teatro, un concurso, un prototipo de un objeto utilitario, un planetario, un herbario o terrario, un mercado temático o solidario, un video, una exposición temática, etc. Esto requiere trabajo grupal, en que sus resultados puedan evaluarse tanto grupal como individualmente.

Para ello, sugerimos crear identidad de grupo, con un nombre, un logotipo, etc. Al comienzo es recomendable proponer actividades para que se conozcan más entre ellos y generen compromisos, normas de funcionamiento, indicadores de avance, asignación de roles, pensando siempre en cualidades personales que cada uno puede aportar. Los estudiantes también deberán determinar un plan de trabajo, determinando tareas y el orden cronológico de ellas, indicadores de avance.

En el transcurso del proyecto los equipos deben realizar tres tipos de reuniones:

La reunión de inicio de proyecto, en la que se acuerda cómo van a trabajar y cómo se van a repartir las tareas. Es un buen momento para construir una tabla que les va a servir de tablero-guía a cada grupo para todo el proceso y también como herramienta para hacer visibles los avances del equipo. Esto puede hacerse físicamente en una cartulina donde vayamos anotando, o digitalmente.

[mk_table style=”style1″]

Por hacer Haciendo Terminado
Tarea 1
Tarea 2
Tarea 3

[/mk_table]


Reuniones de avance del proyecto:
 Deben ser breves, concisas. Los alumnos se reúnen periódicamente para valorar la evolución de sus proyectos. Cada día al inicio de cada clase, y mientras estemos trabajando el proyecto, es conveniente realizar estas reuniones (los equipos se coordinan durante 5 minutos), que liderará uno de los miembros del grupo (puede haber rotación de líderes de estas reuniones). Algunas de las preguntas que pueden realizarse en una reunión de avance son:Esta tabla genera casilleros, donde se puede detallar personas involucradas, fechas, etc.

Reuniones de retrospectiva: Son especialmente interesantes en la pedagogía ya que permiten a los alumnos:

En todas las reuniones hay una estructura de funcionamiento muy recomendable:

  1. Preparar el escenario: hay que lograr que los alumnos se focalicen en los objetivos de este tipo de reuniones, en el tiempo estipulado y teniendo muy clara la dinámica que van a utilizar.
  2. Recabar datos: deben adquirir el hábito de recoger todos los datos que les permitan después valorar tanto desde el punto de vista objetivo como subjetivo.
  3. Generar entendimiento profundo: entender el porqué de lo que anduvo bien y mal. Debemos propiciar que vayan más allá de la apariencia.
  4. Decidir qué hacer: hay que priorizar y concretar cuáles son las acciones concretas a desarrollar.
  5. Cierre: hay que finalizar claramente la retrospectiva, con una nota positiva y ganas de realizar las acciones acordadas.

Al término del proyecto, recomendamos dedicar la última sesión de aprendizaje a la presentación del mismo y la celebración de todo lo que hemos aprendido durante él. Pueden ser sesiones de exposición de trabajos, montajes de museos, presentaciones a otros cursos o a familiares, etc. En todo momento buscando el orgullo por lo aprendido y el trabajo realizado. Todos los miembros del grupo deberán exponer parte de lo aprendido.

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