Tu jornada laboral puede verse afectada por problemas con tu jefe o compañeros de equipo, pero también pueden estar dados por un exceso de carga de trabajo o por no recibir la motivación adecuada.
Para enfrentar la jornada laboral, el Foro Económico Mundial reunió 7 tácticas basadas en la ciencia del comportamiento, para que podamos agudizar nuestra mente a través de elementos que tenemos a nuestra disposición, haciendo del lugar de trabajo un espacio más acogedor para nuestra rutina y salud mental.
7 habilidades que puedes incluir en tu día a día para optimizar tu jornada laboral:
1- Poner atención a lo qué se está poniendo atención:
El cerebro solo puede procesar de manera consciente cierta cantidad de información de una vez, para facilitar un poco las cosas este órgano lo realiza de manera casi automática, por lo que en algunas ocasiones puede dejar de lado información importante de forma inconsciente.
Para evitar este problema se recomienda hacer una pequeña pausa cuando se esté recibiendo información y así, realizar el ejercicio de seleccionar de manera consciente el contenido que se esté recibiendo, cuestionándose que es lo que más importa y ordenando la información de tal forma que siga un esquema de prioridad.
2-Ser amable con los demás para ser amable consigo mismo:
La generosidad y amabilidad con nuestros pares aumenta de forma instantánea el sentimiento de bienestar propio y de quienes nos rodean. Aunque te encuentres cansado, aprovecha alguna oportunidad que veas en la cual puedas decirle un cumplido o ayudar a algún compañero de trabajo que lo necesite.
3- Adoptar una mente de aprendizaje:
A todos los cerebros les gusta adquirir nuevos conocimientos, por lo que deberíamos estar constantemente abiertos al aprendizaje, esto al mismo tiempo provoca una satisfacción. Entonces, frente a una situación de aprendizaje hazte la siguiente pregunta: ¿Qué puedo aprender de esto?, la respuesta puede ayudarte a observar la situación de manera distinta y así, poder disfrutar el aprendizaje mucho más.
4- Mantener la calma por “distanciamiento”:
Está comprobado científicamente que cuando nos vemos enfrentados a una situación de estrés hay menos actividad en nuestra corteza pre-frontal, esta es la parte de nuestro cerebro que es responsable del razonamiento complejo.
Cuando nos encontramos estresados estamos propensos a decir cosas sin pensar y para evitar esta situación, podemos intentar “distanciarnos”, es decir, mirar lo que está ocurriendo con la mayor distancia posible, por ejemplo: observarla desde la perspectiva de otra persona.
5- Manejar la incertidumbre ampliando las certezas
Las situaciones negativas golpean de manera más fuerte cuando estas aparecen en medio de un momento de incertidumbre, por lo que una buena forma de manejarlo es darse una pausa y centrarse en la información que sabemos y en lo que podemos controlar.
Por ejemplo, pensemos que frente a “x” situación el 90% está bajo control y solo un 10% presenta complicaciones, por lo que enfocarse en las acciones que podemos manejar, nos puede ayudar a alcanzar de mejor manera el resultado que deseamos.
6- Recordar el “por qué”:
El saber qué se hace y por qué se hace, ha demostrado que ayuda a aumentar la capacidad de recuperación emocional. Si llegamos a sentirnos desconectados de los propósitos de las cosas que estamos haciendo, es importante realizarnos algunas preguntas reflexivas para encontrar el sentido de nuestros actos, esto incluso puede ayudar a que las tareas más aburridas tengan sentido para nosotros.
7- Evaluar todo el proceso:
Al evaluar una experiencia se tiende solo a considerar lo que sucede entre el “clímax” de la situación y el desenlace de la misma, en vez de evaluar cada momento del acontecimiento.
Se sugiere que día a día se realicen balances positivos de la jornada laboral, esto a través de una revisión y valoración de las cosas buenas que ocurrieron durante aquellas horas, aunque sean mínimas es importante sacar lo más positivo e impulsar a nuestra mente a pensar de esa manera.
La insatisfacción laboral aumenta el absentismo laboral, incrementa la rotación del personal y genera una mala imagen para la empresa. A nivel individual, la desmotivación laboral termina generando una profunda frustración y un sentimiento de insatisfacción, ya que no logras realizarte en el plano profesional.
Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, incluso puedes llegar a padecer depresión, ansiedad o trastornos psicosomáticos, por lo que es de suma importancia que te tomes un descanso para analizar los malestares que el trabajo puede estar provocándote e intentar solucionarlos.
Fuentes: El Economista Prado Psicólogos