Según la OCDE, cuatro horas de tarea por semana es el máximo de trabajo que los alumnos deben llevarse a casa.
El debate sobre la cantidad de tarea que se debe asignar a los alumnos no es nuevo. Desde los ochentas, investigadores han tratado de descifrar si la tarea logra mejorar el desempeño escolar de los alumnos. Incluso un metaanálisis que analiza estas investigaciones realizadas entre 1987 y 2003, concluye que los deberes no tienen ningún impacto positivo en niños pequeños y tan solo un impacto moderado en niños mayores o adolescentes.
Aunado a ese estudio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su reporte titulado “¿La tarea perpetúa las desigualdades en la educación?” (Does Homework Perpetuate Inequities in Education?), demostró que un total de cuatro horas de tarea por semana es lo ideal, más de eso en la semana tiene un impacto insignificante en el rendimiento académico, mientras que afecta significativamente en el tiempo libre que tienen los niños para actividades de recreación y ocio.
Aún así, la cantidad de tarea que tienen los alumnos ha ido en aumento desde 1990. Hoy en día, los estudiantes dedican más tiempo a la tarea y a dormir que a socializar o trabajar después de la escuela.
Beneficios de la tarea
Según un metaanálisis realizado por Harris Cooper durante el periodo de 1987 al 2003, la tarea puede beneficiar las calificaciones y la actitud de los estudiantes, especialmente a los mayores.
Sin embargo, una investigación de la Universidad de Tübingen publicada en el 2009, determinó que para que los deberes sean beneficiosos se tiene que tomar en cuenta las clases y el rendimiento de ellas, ¿logran acabar a tiempo sus actividades en clase? ¿Qué tanto repaso necesitan hacer en casa?
La tarea también enseña a los alumnos habilidades como la responsabilidad, manejo del tiempo, perseverancia y autoestima. Aunado a eso, también ayuda a reforzar el aprendizaje independiente ya que el alumno aprende y refuerza sus conocimientos por su cuenta, y es una manera en que los maestros pueden ver qué tan bien dominan los estudiantes los temas vistos en clase sin producir el mismo nivel de estrés que un examen.
Otro beneficio de la tarea es que le da la oportunidad a los padres de saber qué están estudiando sus hijos y de involucrarse en su educación.
El problema de la tarea
Aunque la tarea tiene sus beneficios, estos dependen de la edad. En primaria, la tarea no es nada más que trabajo extra. En secundaria, la tarea produce mejores resultados, pero solo si es moderada. Hay estudios que demuestran que la tarea excesiva se traduce en malas o menores calificaciones. Según los autores, lo ideal es no asignar más de 100 minutos de tarea al día para que esta sea beneficiosa.
Además, las investigaciones comprueban que es una mayor causa de estrés. En un estudio publicado en el Journal of Experimental Education, el 56 % de los participantes nombraron la tarea como uno de los factores que más los estresaba, en comparación con los exámenes, donde el 43 % los evaluaron como lo más estresante de la escuela.
Debido al incremento en estrés que provocan los deberes, estos pueden traer problemas de salud, física o mental, e incluso provocar el aislamiento de los estudiantes al tener que pasar más de tres horas diarias realizándolos.
Estos problemas de aislamiento también lo resienten los papás ya que sienten que sus hijos no tienen tiempo de disfrutar su niñez o juventud e incluso de pasar tiempo en familia, por estar haciendo tarea.
Uno de los mayores argumentos a favor de prohibir la tarea es el impacto negativo que tiene en los estudiantes ya que los hace menos receptivos a la escuela y a aprender, especialmente los más pequeños, como los alumnos de jardín de niños a quienes les quedan todavía más de 10 años de escuela (y tarea) por delante.
¿Cómo pueden los docentes asignar mejor la tarea?
Hay mucho debate en torno a cuánta tarea es demasiada y cuánto tiempo deberían de dedicar los alumnos a hacerla. Algunos docentes optan por seguir la regla de diez: dedicar diez minutos al día por grado. Es decir, un estudiante de primero de primaria deberá dedicar diez minutos a su tarea, mientras que uno de último año podría dedicarle hasta 120 minutos al día.
El problema es que falta comunicación y coordinación entre maestros sobre la cantidad de tarea que encargan por materia. Esto termina siendo problemático para los alumnos porque puede resultar en una cantidad excesiva de tarea por área, incluso en épocas de proyectos finales o exámenes.
Para maximizar el beneficio de la tarea, los maestros deberían comenzar por preguntarse:
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¿Es necesario asignar tarea o se puede hacer en clase?
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¿La tarea complementa y contribuye lo que se vio en el aula?
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¿El estudiante cuenta con suficiente información para hacer la tarea solo?
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¿Cuál es el propósito e intención de la tarea? ¿Tengo algún objetivo en mente?
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¿Cuánto tiempo le dedicará el alumno a la tarea?
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¿De qué manera puedo controlar si se está sobrecargando o no a los alumnos?
Aunque asignar tarea sí tiene beneficios, es tiempo de analizar si este recurso académico hace más mal que bien. Especialmente debido al incremento que ha tenido en los últimos 30 años. Por ello es conveniente que los docentes analicen el impacto que tiene en la calidad de vida de sus alumnos, especialmente en los más jóvenes, a quienes les quedan más de 10 años de escuela por delante.