Autor: Eugenio Severin
En Chile, la formación de profesores enfrenta el reto de preparar educadores capaces de atender la diversidad cultural, social y emocional de los estudiantes. A medida que el país está desafíado para convertirse en una sociedad más inclusiva y equitativa, se vuelve fundamental que la formación docente integre los conocimientos y la evidencia más reciente de las ciencias del aprendizaje y el desarrollo para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Esta mirada, basada en los avances en neurociencia, psicología del desarrollo, pedagogía y ciencias sociales, ofrece un marco comprensivo para que los futuros maestros promuevan el desarrollo integral de sus estudiantes.
El sistema educativo chileno ha estado tradicionalmente centrado en la transmisión de contenidos y en la evaluación estandarizada, lo que no siempre toma en cuenta la diversidad de trayectorias de aprendizaje que existe entre los estudiantes. En un contexto donde las desigualdades educativas persisten y se ven agravadas por factores como la pobreza y la discriminación, se vuelve crucial un enfoque educativo que ponga en el cventro el aprendizaje profundo de cada estudiante. La formación de docentes debe centrarse en preparar a los maestros para entender y aplicar los principios de desarrollo cognitivo, social, emocional y físico, permitiendo que los niños no solo aprueben asignaturas, sino que se desarrollen integralmente.
La ciencia del aprendizaje y el desarrollo propone un enfoque basado en la evidencia para reformar la manera en que los profesores son formados. Este enfoque postula que el cerebro es maleable y cambia en respuesta a experiencias y relaciones, por lo que es crucial que los docentes creen entornos seguros y enriquecedores para sus estudiantes. En Chile, donde muchos niños enfrentan adversidades como la pobreza o la violencia, es fundamental que los docentes sean capaces de ofrecer relaciones de apoyo que amortigüen los efectos negativos del estrés y la adversidad.
Los programas de formación docente debieran poner especial cuidado en considerar en sus procesos de formación de nuevos maestros:
Conocimiento Profundo del Desarrollo Infantil:
La formación docente en Chile debe centrarse en una comprensión profunda de cómo los niños aprenden y se desarrollan. Esto implica que los futuros docentes reciban formación no solo en las áreas cognitivas, sino también en las dimensiones sociales y emocionales del desarrollo. Es esencial que los programas de formación incluyan cursos sobre aprendizaje social y emocional (SEL), donde los profesores aprendan a manejar su propio estrés y a enseñar a los estudiantes a gestionar sus emociones, relaciones interpersonales y a enfrentar la adversidad.
Modelamiento de Prácticas Basadas en la evidencia:
Un problema recurrente en la formación docente chilena es la desconexión entre teoría y práctica. Los futuros docentes necesitan observar y participar en prácticas pedagógicas que integren los principios de la ciencia del aprendizaje y el desarrollo. Esto incluye prácticas clínicas donde los estudiantes puedan aplicar lo que han aprendido en un contexto real y recibir retroalimentación constructiva. Es crucial que estas experiencias clínicas estén alineadas con las mejores prácticas pedagógicas, evitando la reproducción de modelos tradicionales que no responden a las necesidades del siglo XXI. No es útil que las prácticas docentes expongan a los estudiantes de pedagogía a experiencias de aprendizaje obsoletas.
Competencia Cultural y Empatía:
En un país con una creciente diversidad cultural, es indispensable que los maestros chilenos desarrollen competencia cultural. La formación docente debe incluir estrategias para entender y valorar las diferencias culturales y sociales de los estudiantes, y para integrar esas diferencias como recursos en el aula. Los docentes necesitan desarrollar la capacidad de establecer relaciones basadas en la empatía y el respeto, promoviendo un ambiente de aprendizaje donde todos los estudiantes se sientan valorados y apoyados. El reconocimiento y la celebración de la diversidad es una herramienta clave para combatir estereotipos y prejuicios que afectan el rendimiento académico.
Evaluación Formativa y Adaptativa:
En Chile, la evaluación tradicionalmente se ha centrado en pruebas estandarizadas que clasifican a los estudiantes en función de su rendimiento en áreas específicas. Sin embargo, la ciencia del aprendizaje y el desarrollo sugiere que la evaluación debe ser vista como una herramienta formativa, que permita a los docentes ajustar su enseñanza a las necesidades individuales de los estudiantes. Los profesores deben ser capacitados en el uso de evaluaciones formativas que ofrezcan retroalimentación continua y guíen tanto el aprendizaje de los estudiantes como las decisiones pedagógicas.
Desarrollo de Experticia Adaptativa: