Autor: Eugenio Severin

Hoy nos toca despedir a Melina Furman, quien falleció dejando un legado imborrable. Su trabajo como investigadora, autora y docente no solo transformó el modo en que enseñamos, sino también el modo en que comprendemos la educación misma. Durante toda su carrera, Furman demostró una dedicación incansable a mejorar la calidad del aprendizaje, especialmente en el ámbito de la ciencia y la enseñanza basada en la indagación. Su obra no solo es un testimonio de su profundo compromiso con la educación, sino también una fuente de inspiración que seguirá guiando a generaciones de docentes.

Uno de los legados más perdurables que deja Melina Furman es su insistencia en la enseñanza para el entendimiento, un enfoque que promueve el pensamiento crítico y la curiosidad. En su célebre libro *”Enseñar Distinto”*, Melina proporcionó a los maestros herramientas prácticas para llevar a sus estudiantes más allá de la mera memorización de datos, alentándolos a pensar de manera científica, formular preguntas y encontrar respuestas por sí mismos. Sus ideas marcaron un punto de inflexión en la educación latinoamericana, invitando a los docentes a replantear sus métodos y a colocar a los estudiantes en el centro del proceso de aprendizaje.
Melina formó a miles de maestros, convencida de que el desarrollo profesional de los educadores es el motor de la mejora educativa. Con una claridad y pasión excepcionales, lideró talleres y seminarios que no solo compartían conocimiento, sino que también ofrecían una visión inspiradora de lo que la educación puede y debe ser.
La grandeza de Melina Furman no residía solo en sus logros académicos, sino en su humanidad y empatía. Quienes tuvimos la fortuna de conocerla sabemos que siempre mantuvo una profunda sensibilidad hacia los desafíos que enfrentan los docentes día a día. Sabía que enseñar no es solo impartir conocimientos, sino también crear espacios donde los estudiantes se sientan valorados y escuchados. Esa capacidad de combinar rigor pedagógico con calidez humana es uno de los rasgos que más la distinguieron y que la hicieron tan querida y admirada.
Hoy, al despedir a Melina Furman, no podemos sino agradecer por todo lo que nos dejó. Su legado educativo es inmenso, y su influencia continuará moldeando la educación durante muchos años. Su visión de una enseñanza que despierte la curiosidad y fomente el entendimiento profundo seguirá viva en cada aula, en cada docente que encuentre inspiración en su obra, y en cada estudiante que descubra el poder transformador del aprendizaje gracias a sus ideas.

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