El auge del aprendizaje en línea en los últimos años ha traído muchos beneficios para quienes se atreven a estudiar de esa manera. Desde una amplia oferta de cursos en las más variadas temáticas, hasta la disminución de los costos y el menor traslado a los centros de estudio, aprender en línea se ha convertido en una opción que muchas personas eligen a la hora de formarse.

Pero hay un elemento en la experiencia de aprender que queda algo “resentido” al trasladar toda la experiencia al mundo online: el acompañamiento de un profesor en el trayecto formativo, sobre todo cuando los cursos son de autoinstrucción. Pero es en esos espacios donde surge una figura clave: el tutor o tutora. Y aunque muchas veces su rol tiene mucho de administrativo, es en el espacio emocional y social donde su influencia y empuje es fundamental.

De acuerdo al doctor Carlos A. Loggath en su artículo ¿Cómo influyen las emociones en el aprendizaje?, “ir a aprender en ambientes motivadores no solo nos predispondrá de mejor forma a estudiar, sino que también perdurarán esos conocimientos mucho más tiempo en nuestra memoria”. En ese sentido, Bernardita Sánchez, encargada de tutoría de Tu clase, tu país, señala que “en ambientes virtuales pasa que se genera una sensación de aislamiento con respecto al aprendiz que está solo frente a su computadora, entonces en ese sentido (el tutor) tiene lo que algunos autores denominan ‘la función social’, que ayuda a evitar que la gente se sienta aislada, sola y que pierda la motivación”.

Por lo mismo, y aunque “el tutor tiene un número de funciones muy importantes” como la académica, la orientadora en sus actividades formativas y la organizativa, para Bernardita Sánchez, desde muchos ámbitos y aristas, el acompañamiento que provee el tutor es de carácter integral, “que por una parte promueve el aprendizaje de su alumno pero que también aporta en que este se sienta desenvuelto en el entorno virtual de aprendizaje”.

De hecho, señala Sánchez, en el modelo tutorial propuesto por Tu clase, tu país, lo que los aprendices más valoran al final de los ciclos de aprendizaje es “la cercanía del tutor con ellos, el cariño que muchas veces se genera, ese vínculo más afectivo (donde) se sienten acompañados y motivados. Eso es lo que más agradecen”.

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