La labor de los profesores es fundamental en el desarrollo académico de los estudiantes. Algunos profesores se resisten a modificar sus metodologías o formas de trabajo en las escuelas, y aunque esto pueda generar inquietudes, es importante reconocer que existen argumentos válidos detrás de esta postura. En este texto, exploraremos los mejores argumentos que respaldan la decisión de algunos profesores de mantenerse firmes en sus prácticas laborales.
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Experiencia y conocimiento profundo: Los profesores que se resisten a cambiar sus metodologías suelen haber acumulado años de experiencia en la enseñanza. Esta experiencia les ha permitido perfeccionar su enfoque y desarrollar un conocimiento profundo de las necesidades y dificultades de sus estudiantes. Al mantener una metodología que ha demostrado ser efectiva en el pasado, estos profesores buscan asegurarse de que sus estudiantes reciban una educación de calidad basada en la solidez de sus conocimientos. – por esta razón es fundamental que la nueva metodología sea una adaptación gradual que aproveche los puntos fuertes tanto de los docentes como de la metodología anterior.
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Estabilidad emocional y ambiente de confianza: La constancia en las metodologías y formas de trabajo puede crear un ambiente de estabilidad emocional y confianza en el aula. Los estudiantes se sienten seguros al saber qué esperar de sus profesores y cómo abordar las tareas académicas. Esto puede resultar especialmente beneficioso para aquellos estudiantes que enfrentan dificultades de aprendizaje o problemas personales. La relación de confianza establecida con los profesores puede tener un impacto positivo en el rendimiento y el bienestar general de los estudiantes. – incluye este aspecto en la metodología, si eres director y buscas implementar algo nuevo procura ser claro y contener a toda la comunidad educativa.
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Adaptación gradual: Aunque algunos profesores se resisten a modificar sus metodologías, eso no significa que sean completamente reacios al cambio. Muchas veces, estos docentes optan por introducir ajustes graduales en su práctica educativa. Este enfoque les permite evaluar cuidadosamente los resultados y determinar si los cambios propuestos son realmente beneficiosos para sus estudiantes. Al adaptarse de forma gradual, se garantiza una transición más suave y una mayor coherencia en el proceso educativo.
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Éxito comprobado: La resistencia al cambio también puede basarse en el éxito comprobado de las metodologías y formas de trabajo existentes. Los profesores que han obtenido buenos resultados con sus prácticas docentes a lo largo de los años pueden argumentar que no hay necesidad de cambiar algo que ya ha demostrado ser efectivo. En lugar de arriesgarse con enfoques desconocidos, prefieren seguir utilizando métodos que han funcionado y han beneficiado a sus estudiantes en el pasado.
Aunque puede generar inquietudes, la resistencia de algunos profesores a modificar sus metodologías o formas de trabajo en las escuelas está respaldada por sólidos argumentos. La experiencia, el conocimiento profundo, la estabilidad emocional, la confianza y el éxito comprobado son algunos de los factores que llevan a estos profesores a mantenerse firmes en sus prácticas docentes.
Es importante reconocer que no todos los cambios son necesariamente positivos y que la experiencia acumulada también tiene un valor significativo en el campo de la educación, valora eso, escucha y propone mejoras reales y con proyección en el tiempo. Da el tiempo de explicar y argumentar
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