Se ha demostrado que los niños que aprenden habilidades sociales y emocionales prosperan académicamente, están mejor adaptados y tienen más probabilidades de convertirse en adultos sanos y productivos.

El aprendizaje social y emocional (conocido como SEL) les ayuda a mejorar en el corto plazo (por ejemplo en el deporte), así como a largo plazo (en sus trabajos, relaciones familiares y cómo se relacionan con sus comunidades).

El doctor Paul Wright, experto en aprendizaje social y emocional, explica que los profesores deben saber cuándo y cómo enseñar a los niños y jóvenes a manejar sus emociones. “Es importante pensar en las habilidades sociales y emocionales como contenido que puede enseñar. Si lo miramos de esa manera, todo queda claro”, explica. 

Tomas nota de estas cuatro simples estrategias para ayudar a tus alumnos a familiarizarse y sentirse más cómodos entre ellos.

  1. Charlas de dos minutos.

La dinámica es simple, entrega unos pedazos de papel a cada alumno y pídeles que escriban preguntas que les gustaría discutir en la sala de clase. Las preguntas pueden ser tipo: “¿Cuál es tu comida favorita y porqué?”. Una vez que tengas varias preguntas, puedes reservar dos minutos al comienzo o al final de la clase, dependiendo de sus otras rutinas de clase, para las discusiones dirigidas por los estudiantes dos veces por semana. Organiza un horario que permita que cada niño tenga la oportunidad de dirigir la conversación. Después, ponte a un lado y escucha las conversaciones, pero no participes, esta es una oportunidad para que los estudiantes conversen sobre un tema de interés no académico.

  1. Listas de música en la clase:

Pide que tus alumnos se levanten de sus asientos y escriban sus artistas musicales o canciones favoritos en la pizarra. La sesión de lluvia de ideas a menudo genera conversaciones entre los niños mientras comparten sus gustos y sugieren más música para que otros escuchen. También sirve como una actividad de unión divertida, para que el grupo cree y asigne un nombre a la lista de reproducción. Puedes usar aplicaciones como Spotify o YouTube. La idea es que a lo largo del año, los estudiantes puedan continuar agregando canciones a su colección.

  1. Mezclar y mezclar:

Una vez a la semana, pídeles a tus alumnos que se pongan de pie y encuentren a una persona que conozca mejor en la clase. Para ayudarlos a encontrar una pareja, puedes darles indicaciones como: “Encuentre a alguien con el mismo estilo de zapato que tu”. Después de que todos tengan una pareja, puedes darles múltiples pautas de conversación como “¿Qué hiciste este fin de semana?” o ” ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? Tener múltiples mensajes o preguntas debería aliviar silencios incómodos. Esta actividad puede darles a dos niños que quizás nunca se hablan entre sí la oportunidad de descubrir que tienen mucho en común. 

  1. Dinámicas con sillas: 

Pídele a tus estudiantes que se dividan en dos grupos, agarrando sus sillas y haciendo dos largas filas que se enfrentan entre sí. Luego arroje una pregunta a la habitación. Puede ser de tipo académico o conversacional, como “¿Cuál es el último programa de netflix que viste?” o “¿Cuál fue la última canción que bailaste?” Haz que los estudiantes hablen con la persona directamente frente a ellos durante 30 segundos a un minuto, y anímalos a contribuir a la discusión por igual. Cuando se acabe el tiempo, haz que se den la mano, choquen los cinco o golpeen el puño. 

Luego, los alumnos deben cambiarse de silla en el sentido horario. Ahora que cada estudiante se encuentra cara a cara con un compañero diferente, lees otra pregunta y repite así el proceso. El corto período de tiempo de esta actividad aliviará cualquier inquietud que los introvertidos puedan tener sobre conversar con sus compañeros: las interacciones se mueven rápidamente y no tienen qué proponer temas de conversación.

Hay mucha presión para enseñar los ramos en el horario de clases, pero es importante tomarse un tiempo para que los estudiantes se conozcan y hablen sobre cosas que no son académicas. Incluso puedes darles oportunidades para que los niños formen amistades que hagan de sus años de escuela un momento para recordar con cariño.

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